El entonces Departamento de Agricultura, Ganadería y Alimentación del Gobierno de Navarra comenzó en
1993 el desarrollo de una Red de Cuencas Experimentales representativas de las diferentes
condiciones naturales y agrarias del territorio. Con ello se persigue el
objetivo de que las
tierras se usen de forma que los balances de agua estén controlados. Esto significa que los volúmenes de agua de
entrada y salida en el área considerada, así como los arrastres de sólidos en suspensión
y de sustancias en disolución se mantengan por debajo de unos ciertos límites. La creación de la
Red de Cuencas Experimentales Agrarias es la
respuesta a la necesidad de tomar medidas directas sobre
los procesos de degradación de tierras en las áreas cultivadas.